Las intensas lluvias producidas en la cuenca alta del Ebro en las últimas semanas originaron el episodio de crecida extraordinaria registrado la semana pasada en el tramo medio del río Ebro. A pesar de encontrarnos ante la crecida de mayor entidad tras la ocurrida en 2015, los núcleos urbanos han quedado a salvo del agua, pese a que miles de hectáreas de cultivos han resultado inundadas. Y es que, contrariamente a lo esperado, el balance de daños, tanto económicos como personales, ha resultado inferior a lo que correspondería a su magnitud natural.
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